Existen maneras de minimizar el impacto de la incontinencia que pueden permitir a las personas afectadas mantener un importante grado de independencia y tener una vida plena.
La incontinencia es un problema que interfiere en aspectos de la vida diaria tan fundamentales como el descanso, el desempeño de una actividad laboral y las actividades de ocio, tiene repercusiones en la calidad de vida, que puede verse significativamente reducida1,2. Sin embargo, existen maneras de minimizar el impacto de la incontinencia que pueden permitir a las personas afectadas mantener un importante grado de independencia y tener una vida plena.
Si tú eres una de esas personas, piensa que no tienes por qué ocultar este problema y que existen tratamientos eficaces. Es importante que consultes con tu profesional sanitario, ya que él/ella te explicará las posibilidades terapéuticas y preventivas para hacer tu día a día más fácil3.
Cómo afecta la incontinencia a la sexualidad
Los problemas de control de la vejiga o los intestinos pueden tener un impacto enorme en la sexualidad y en la forma en que nos sentimos con nosotros mismos. Los problemas pueden ser de índole emocional o física. A nivel emocional, puede existir miedo a oler mal o a que se produzcan pérdidas durante el acto sexual, ansiedad, depresión y pérdida de libido2-4.
A nivel físico, pueden producirse pérdidas de orina o evacuaciones intestinales debido a la posición y la presión, o debido a un espasmo de la vejiga o a la derivación de una sonda. También puede haber irritación en el área genital, presencia de la bolsa de drenaje y/o sonda, preocupaciones en el manejo de ayudas para la continencia (por ejemplo, sondas), y, en la mujer, sequedad vaginal y dispareunia o dolor durante la relación sexual2-4.
Evitar las relaciones para que no se manifiesten los síntomas o eludir situaciones de intimidad, no hablar del problema o poner excusas sobre el tema puede complicar la relación con la pareja3.
Así pues, si tienes problemas de continencia no tienes porqué desterrar el sexo de tu vida. Adoptar una actitud positiva y seguir algunos simples consejos te puede ayudar a disfrutar de una vida sexual satisfactoria3:
- Comunícate con tu pareja. Hablar es fundamental. Si tienes miedo a sufrir algún escape antes o durante el acto sexual, debes comunicárselo a tu pareja, que podrá ayudarte a superar el problema y, sobre todo, evitarás malentendidos.
- Vacía la vejiga y/o el intestino inmediatamente antes de mantener relaciones sexuales.
- Elige una postura sexual que te provoque la menor presión posible sobre la vejiga y el vientre, cuando ya esté todo a punto para comenzar el coito. Son recomendables las posiciones de cuadrupedia o decúbito lateral. Y, además, no todo el sexo se reduce a la penetración; son importantes también las caricias, los masajes, el sexo oral y otras formas de sexualidad.
- Controla lo que bebes. No debes reducir la cantidad de agua que bebes diariamente, ya que estar bien hidratado es fundamental. Solo debes planificarte y seleccionar los momentos del día en los que beber líquidos. Por ejemplo, evita ingerir agua una hora antes de mantener relaciones sexuales.
- Mantén la calma. Es normal que, incluso siguiendo estos consejos, puedas sufrir algún escape. Si ocurre, no te avergüences ni te sientas mal. Protege la cama y ten a mano papel o alguna toalla por si acaso, pero no te obsesiones; no tienen por qué ser necesarios.
La salud sexual es importante para la autoestima, el bienestar emocional y la calidad de vida general. La incontinencia es un obstáculo superable que no debe impedirte disfrutar de una sexualidad plena.
Bibliografía
Observatorio Nacional de la Incontinencia.
https://observatoriodelaincontinencia.es/
Felippe MR, Zambon JP, Girotti ME, et al. What Is the Real Impact of Urinary Incontinence on Female Sexual Dysfunction? A Case Control Study. Sex Med. 2017;5(1):e54-e60.
Vivir con incontinencia. Sexualidad.
https://www.continence.org.au/life-incontinence/sexuality
Chu CM, Arya LA, Andy UU. Impact of urinary incontinence on female sexual health in women during midlife. Womens Midlife Health. 2015; 1: 6.